La pandemia por COVID-19 ha representado un gran desafío para los sistemas de salud en Chile y el mundo. La elevada carga de casos y el impacto en la mortalidad han obligado a redoblar esfuerzos para garantizar la salud poblacional en el contexto de un nuevo betacoronavirus.
Durante esta pandemia los dentistas han colaborado de diferentes formas en la mitigación viral. Uno de los elementos claves ha sido conocer las dinámicas de transmisión del virus y adaptar condiciones en los centros odontológicos para mantener una atención segura y de calidad. Los dentistas han adoptado nuevas medidas como la incorporación de respiradores N95 para realizar procedimientos generadores de aerosoles, los cuales podrían aumentar el riesgo de transmisión de SARS-CoV-2 según estudios publicados. Además, se han implementado sistemas de triage para evaluar la necesidad de tratamientos y la presencia de síntomas de COVID-19, sumado a sistemas de monitoreo después de la atención odontológica. Estos instrumentos ayudan a mejorar la vigilancia epidemiológica en las comunidades.
Además de la atención cara a cara se han implementado sistemas para continuar brindando promoción de salud oral mediante el uso de tecnologías. La teleodontología ha sido una herramienta que se ha potenciado durante la pandemia, y que seguramente continuará para prevenir enfermedades bucodentales, para entregar educación y otras formas de atención en las distintas especialidades odontológicas. Se han realizado muchas capacitaciones respecto a los alcances y regulaciones de la teleodontología a lo largo del país.
Los dentistas han participado en funciones relacionadas con la pandemia, educando a la comunidad sobre las implicancias del virus y la importancia de las medidas preventivas no farmacológicas para evitar contagios. Como parte del personal de salud han colaborado con la trazabilidad de casos y contactos estrechos, una estrategia fundamental para frenar el avance de la pandemia.
En la campaña de inmunización implementada en Chile, en la cual se han entregado millones de dosis de vacunas contra el SARS-CoV-2, también han colaborado activamente los dentistas. La protección poblacional entregada por las vacunas es crucial para evitar consecuencias negativas como las hospitalizaciones y muertes. Además, la inmunidad poblacional disminuye la probabilidad de la aparición de nuevas variantes, principal amenaza actualmente para la salud global. El personal odontológico colabora en la tarea universal de la reducción del impacto de las emergencias y desastres, una de las funciones esenciales de la Salud Pública.
En Chile al igual que en la mayoría de los países del mundo, en periodos de cierre por la pandemia, se mantuvieron las atenciones de urgencias y emergencias dentales. Estas últimas son condiciones impostergables que se manifiestan por ejemplo mediante dolor. Los dentistas permanecieron dispuestos a realizar estos tratamientos en centros públicos y privados, adoptando las recomendaciones de la autoridad sanitaria. En la medida que el riesgo de transmisión comunitaria ha disminuido se han ido retomando las atenciones electivas, las cuales permiten afrontar la elevada carga asociada a enfermedades bucodentales como la caries o la periodontitis.
Esta pandemia ha recordado el peligro de las enfermedades infecciosas en un mundo donde prevalecen las epidemias de enfermedades crónicas no transmisibles. Los dentistas han mostrado, en diferentes ámbitos, los alcances de una profesión al servicio de las personas, particularmente de aquellos más vulnerables.
Dr. Duniel R. Ortuño Borroto. Cirujano-dentista UC. Epidemiólogo UC
Especialista en Salud Pública – Profesor Docente Asistente UC